lunes, 14 de septiembre de 2009

VENTANA I


Paula con una jeringa hipodérmica se metía en las venas 20 caballos al galope con las crines al viento.
Descendían a toda marcha hacia la pradera del corazón. Desde los ojos azules asomaban hocicos de caballos jadeantes con la lengua llena de espuma.
A veces aspiraba caballos con jinete y todo, sobre el mármol de un baño.
La ansiedad la empujaba con ropa y zapatillas hacia la ducha fría. Permanecía allí abrazándose las piernas con la lluvia cayendo como ramas de sauce.

Salía de la bañera como del mar. Caminaba por la playa del pequeño departamento dejando huellas.
Vivía con su madre en el barrio Orriols. Donde se amontonan como hojas secas los parados.
Era medio día, tocaron el portero. Dos grandotes venían por la deuda.
Dio un salto al vacío desde el balcón con los caballos trotando en sus venas.

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