miércoles, 3 de marzo de 2010


Puedo poner el pecho a la bala para salvar al poeta
Puedo meter el brazo en el contenedor y remar en busca de felicidad
Puedo dejar fruta verde al sol/comer el otoño hasta reventar
Puedo conectar la calle Bolsería en doble avenida al corazón
Puedo caminar en puntas de pies sobre la ciudad dormida
Puedo beber una cerveza de litro panza arriba/ terminarla/ mirar por el pico de la botella/ la luna marrón
Puedo rezar con católicos/islamistas/judíos/ y escapar ileso
Puedo comprar un revolver 22 / destripar el cielo/ para que lluevan estrellas
Puedo pelar patatas en el alma de un bar/ junto a flores azules que lamen ollas
Puedo ir bicicleta esquivando cagadas de perro/ sobre la columna vertebral de Valencia
Puedo lanzarte un cross de derecha/pero el mismo golpe impactaría en mi mandíbula
Puedo llevar un libro pegado al pecho/ que me salve de la bala.

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